Todos estamos hechos de la misma masa

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domingo, 26 de junio de 2011

¿Ser xenófobo en España?

Divago aquí en torno a una pregunta que me hago a mí mismo: ¿me he vuelto en alguna medida racista o xenófobo?.   Ya "me tocó" divagar una vez en este blog sobre asunto parecido.  En aquella ocasión mi intención era más divulgativa, digamos, centrándome en la conveniencia de contratar solamente a extranjeros documentados.  En esta,  abordo la cuestión de fondo de la percepción y los estímulos que todos, muchos o algunos, yo por ejemplo, recibimos de inmigrantes venidos a España.

De entrada, creo que no, que no "padezco" de racismo ni xenofobia.  Jamás he sentido aversión, rechazo, temor ni menosprecio por ningún otro ser humano en función de su origen, etnia, color de piel, sexo ni cultura.    Otra cosa distinta es que bastantes experiencias en estos ultimos años me lleven a valorar negativamente la fiabilidad, calidad humana y sociabilidad de muchos de los inmigrantes que nos han llegado. 
Como, no puede ser de otro modo, son en su mayoría, personas de escasa formación, información y a veces de escasa educación.  Sus comportamientos sociales los veo condicionados por su propio complejo de exclusión, de ser distintos y por esa difícil de describir actitud que presenta el ser humano cuando se ve inmerso en un entorno social nuevo, distinto, una sociedad que es vista por el foráneo como "superior" o de mayor nivel.   Con esta percepción, el inmigrante tiende a comportamientos y movimientos caracterizados en alguna medida por la arrogancia.      

Mi más reciente vivencia ha sido hace poco, cuando en un centro de salud decidí esperar mi turno al ver que el número que la máquina me dispensaba era sólo cinco posterior al que estaba siendo atendido.  Uno de los dos empleados se ausentó y la que quedó tardaba insoportablemente con el número 19 al igual que con el siguiente, el 20.   Por fin, transcurridos 25 minutos cambió el número llamado al 21, nadie se acercó, pasó al 22, luego al 23, igualmente.   Me acerqué al puesto de atención con mi número 24 y una voz espetó tener el 23.  Con gesto amable le invité a que se acercara al mostrador y me aparté un par de metros.  

Esa distancia fué ideal para no perder puntada de lo que planteaba esa persona, usuaria en este caso.  Mujer, de treintaypico años, morena, de baja estatura y algo gruesa, con claro acento sudamericano.  

Entregó con denuedo un carnet, vi que era un NIE, a la empleada y dijo querer una cita para la doctora de su hijita.  La empleada le respondió con voz tenue y amable que si tenía la tarjeta sanitaria a lo que la mujer respondió que no, que la debía tener su marido.   

La empleada le dijo que precisaba la tarjeta sanitaria ya que por el número de NIE, según amablemente le explicaba, no podía darle cita.  
Se sucedió un interminable intercambio de peticiones por parte de la empleada y de excusas por parte de la usuaria. Intentos de solución de la empleada, protestas inapresuradas por parte de la señora,  cambios de versión de ésta pasando a decir que su marido tampoco tenía la tarjeta, etc. etc.
Tras 15 minutos en tensa espera y viendo que no resolvían la cuestión  me acerqué respetuosamente y le pedí a la usuaria que me cediera un momento para que me sellaran un documento nada más.  Sencillamente ni volvió la cara para oirme.  Seguí esperando, ya con impaciencia y enfado, y menos mal que la propia empleada se decidió a emplazar definitivamente a la señora a que volviera con la tarjeta sanitaria o solicitara un duplicado informándola de dónde se la podían dar en el acto. 

Experiencias parecidas he tenido en supermercados, en parkings y en otros lugares públicos.  Con respecto a esto de la atención sanitaria termino esta divagación respondiendo con una pregunta a quienes postulan aquello de "ellos también cotizan..." :  ¿quiénes han "pagado" la Residencia Sanitaria "Virgen del Rocio" por ejemplo , las costosas máquinas de todo tipo de que dispone nuestra sanidad pública, los grandes hospitales que desde los años 60 empezamos a tener en este pais?, ¿los que llevamos desde entonces cotizando sin parar o los que de 5 años para acá han estado tanto tiempo cotizando (generalmente bajas cuotas) como cobrando el desempleo?. 
Hasta para entrar en un club social o deportivo has de pagar una alta cuota de ingreso que te equipare a los que están allí antes que tú. 


Sé que es un tema para la polémica pero por divagar que no quede. 

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