Todos estamos hechos de la misma masa

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miércoles, 28 de julio de 2010

Cajas de Ahorros andaluzas: una viña sin vallaos

Vaya por delante que el título es por restringir el ámbito de estas divagaciones, no porque algo idéntico o parecido no sea aplicable al resto de cajas de ahorros de toda España.

Fundadas la mayoría en la segunda mitad del siglo diecinueve, su finalidad primigenia declarada era contrarrestar la usura y aliviar la penuria de los que no tenían medios ni acceso al capital. Eso sí, desde un principio exigiendo garantías que aseguraran de sobra lo prestado.

Poderes fácticos u oficiales se encargaron de su creación y puesta en marcha y con criterios más arrivistas que altruistas vinieron desempeñando una importante labor no del todo colisionante con la de los bancos. En su mayoría, no dejaban de ser cotos privados de caza por lo que se refiere a la designación de sus mandos y a la cobertura de sus puestos administrativos.

Coincidiendo en más o menos con el final del periodo dictatorial, las cajas, amparadas por cambios en la legislación y aupadas por nuevos directivos profesionalizados, de prácticas neoliberales y mercantilistas, emprendieron el camino que las llevó durante los 80 y 90 a un tamaño, influencia y cuota de mercado sin precedentes. El personal también se profesionalizó, siendo generalmente reclutado mediante procedimientos abiertos y públicos que, en dura competencia entre los aspirantes, fueron nutriendo a estas entidades de unas plantillas muy cualificadas. Dejaron de ser cotos privados de caza de los poderes fácticos u organismos públicos o semipúblicos que las crearon y las mantuvieron para, poco a poco, ir cayendo en manos de otro poder, el poder político proviniente de las urnas.

Sin excepción, los partidos políticos electos y sus cargos nombrados vieron en las cajas unas sabrosas tartas sin dueño para repartirselas y servirse de ellas para sus fines electoralistas, de autofinanciación y, en el peor de los casos, para enriquecimientos personales. Esto fué así en todas partes, el PP en Galicia y Valencia y otras, el PA en Jerez, el PSOE en demás plazas de Andalucía y en las de otras comunidades y ciudades por ellos gobernadas.

El resultado ha sido una "merienda de negros" a resultas de la cual todas estas entidades, en mayor o menor medida, han arriesgado e invertido, más por motivos políticos que financieros.

Ahora, conscientes de la metedura de pata, quieren arreglar el entuerto. Demasiado tarde para que las cajas vuelvan a su estatus de solvencia y funcionamiento anterior. Solución: retirarse de ellas, de sus consejos y órganos rectores e iniciar un camino hacia su privatización.

Esto, en cierto sentido quizás las salve pero en otro es el RIP de las cajas. Nunca más volveran a ser lo que fueron, ni a devolver a sus clientes el servicio y las prestaciones que les daban, ni a proporcionar condiciones de trabajo, horarios y salarios como los que ofrecían.

Cuestión de tiempo es que el sector de cajas esté manejado por la gran banca tradicional, incluso por la banca extranjera, que las condiciones de trabajo empeoren en todos los sentidos y que el servicio al cliente se unifique con el de los bancos o, peor aún, se supedite al de los bancos o se complemente con él quedándose con la peor parte.

En resumidas cuentas, es el final de las cajas de ahorros españolas. Entre todos las mataron y ellas solas se murieron.

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