Todos estamos hechos de la misma masa

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domingo, 31 de julio de 2011

TRAER HIJOS AL MUNDO ¿PARA QUE?

La desatención y la consiguiente desafeccion que sufren los niños y jovenes en los paises nórdicos y, en general en los paises sajones más que en los latinos, no son inocuas.

Me hace decir esto los luctuosos acontecimientos ocurridos hace pocos dias en Noruega.   Setenta y tantos jóvenes inocentes asesinados por un fanático. 

El asesino en cuestión no es un iletrado, ni un rebelde de clase baja, ni pertenece en modo alguno a grupo social  desfavorecido.

Es hijo de un diplomático precisamente.  Así lo he oido en televisión. Un diplomático afincado en Francia. ¿Cuánto contacto con su padre, con su familia habrá tenido aquel niño, ese muchacho, este hombre?. ¿Cómo se forja una personalidad con tanto odio e inhumanos sentimientos?.

Tengo algunos amigos y contactos de más de un pais nórdico y he constatado la facilidad y asiduidad con la que los padres se separan de los hijos, aún niños, sea porque establecen su domicilio en otras ciudades o paises, sea porque los envian a estudiar y formarse en otras ciudades o paises.  Siempre pensé que esas separaciones prematuras y el desarraigo y desapego que producen pueden ser causa de alteraciones indeseables de la conducta.

Este hecho ocurrido en Noruega me ha hecho recordar aquellas impresiones y me lleva a confirmar mis sospechas de que esas prácticas facilitan que ciertos individuos proclives se desvien hacia la asociabilidad.  
No quiero decir con esto que no se formen sujetos asociales, terroristas y asesinos en otras culturas y paises. Ni mucho menos, sobra el citar o elegir algunos. Destructores insensibles los hay en Oriente Medio, en Yugoslavia, en Méjico, en China o en Alaska.  Lo que quiero decir es que las connotaciones de aislamiento, soledad, alto status social, crueldad ilimitada, y elección despiadada e infundamentada de sus víctimas no concurren en esos otros asesinos y terroristas.

Las culturas mediterráneas, que se han expandido a Sudamérica y a otras áreas del mundo, promueven y conservan un modelo de familia que, si no impide, al menos dificulta la formación de este tipo de sujetos. 

Abogo por un esquema de familia en el que el apoyo mútuo, la compartición del tiempo, el intercambio verbal y de costumbres sean la prioridad. Familias en el que cada uno de sus miembros se sienta protegido por sus parientes y se vea obligado para con ellos.

Hay una componente, o varias, que hacen, hoy por hoy, imposible que "fabriquemos" seres humanos preprogramados y de comportamientos predecibles como imaginó Huxley en su magistral obra "Un mundo feliz". Nuestros cerebros funcionan con unos complejos mecanismos de retroalimentación, percepción selectiva, elección voluntaria de estímulos y de conductas que deben hacernos propugnar entornos familiares y sociales encaminados a provocar la empatía y el sentimiento de pertenencia de los indivíduos.

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